Dança da morte. 22 julio

Hacia 1.347 la peste está matando a la tercera parte de la población europea. De esa pandemia que no discriminaba ricos de pobres ni clérigos de prostitutas, surgió una sociedad fanatizada por un culto morboso a la muerte, a la iconografía macabra, al fatalismo, a la superstición. Imitando a la vida, contagiado de ella, las expresiones artísticas populares se llenan de cadáveres agusanados, guadañas y esqueletos, rictus torturados, imaginería espeluznante, carne en plena podredumbre.

Es en esta Europa que agoniza de peste donde la música, la danza, el teatro, el folclore y la literatura se entremezclan para parir entre todas y todos las Danzas de la Muerte. La historia, no demasiado ajustada a fechas, las sitúa hacia el final del medioevo europeo, y constituyen un ejemplo de transmisión cultural sin precedentes tanto en lo que se refiere a fronteras como a disciplinas artísticas.

Nao D´amores (España) y el Teatro da Cornucópia (Portugal), abordan una producción conjunta, un espectáculo inspirado en textos españoles y portugueses de los siglos XIV al XVI, que giran en torno a la temática de la Danza Macabra. Un montaje que integra la interpretación, el teatro de títeres y la música en directo (a base de instrumentos de la época) para rescatar un género dramático que fue el motivo favorito de una sociedad que terminaba su existencia y que en ella plasmó su mensaje de sátira y de esperanza.