Los gavilanes. 14 mayo

Cuadro I. Al amanecer, en una playa, un grupo de pescadores se hace a la mar. Juan, un indiano que regresa a su tierra tras largos años de ausencia, contempla esta escena con emoción y expresa su alegría por el retorno.

Cuadro II. El regreso de Juan ha conmocionado al pueblo. Su hermano Camilo y su cuñada Renata hacen desmedida ostentación de las riquezas del rico pariente. Clariván, el alcalde, y Triquet, el sargento de los gendarmes, rivalizan cómicamente como los mejores amigos del recién llegado, al que cada uno, según sus posibilidades quiere organizar un ostentoso recibimiento. Renata, sabiéndose rica, no permite a sus hijas Emma y Nita que sigan viéndose con sus novios pueblerinos, dada la nueva situación social. Mientras Rosaura, una bella muchacha e hija de Adriana -un antiguo amor de Juan-, se lamenta de su mala situación económica.

Una multitud aclama a Juan, quien saluda a sus conciudadanos, invitándoles a beber a en la taberna del pueblo. Cuando se despeja la escena, Juan cuenta el motivo de su partida a Perú en busca de fortuna: conseguir dinero para poder casarse con Adriana, ya que su madre, Leontina, quería para la hija un matrimonio con un hombre acaudalado. Poco después, Adriana y Juan se reencuentran y evocan dulcemente el pasado.

Juan se ha fijado en la belleza de Rosaura y queda conmovido por la copla que escucha en su voz y en la de su pretendiente Gustavo, acerca de que el dinero no puede comprar el amor.

Acto II

Cuadro III.Clariván descubre fortuitamente a Adriana las razones sentimentales de la partida de Juan a Perú. La mujer se ilusiona de nuevo, pero su madre, Leontina, tiene otros planes. Como ha descubierto la atracción que su nieta Rosaura ha despertado en Juan, quiere casarla con el indiano para así solventar la mala situación económica de la familia.

Gustavo le ofrece una flor a Rosaura en señal de un amor, que es correspondido espontáneamente por la joven, mientras Leontina se pone de acuerdo con Juan para casar a su nieta con él. En tertulia con Clariván y Triquet, Juan deja entrever su posible boda con Rosaura, algo que éstos no aprueban por la diferencia de edad. La obstinación de Juan por celebrar el matrimonio llega a poner en peligro el homenaje del pueblo, que finaliza estrepitosamente con la llegada de Gustavo, que denuncia los manejos de Leontina y defiende su pasión por Rosaura.

Acto III

Cuadro IV. Pese a todos los inconvenientes, Juan y Rosaura van a celebrar su matrimonio, con gran disgusto de Camilo y Renata, por un lado, y de Adriana, por otro. La evidente tristeza de Rosaura preocupa a Juan. Pero Leontina le asegura que la muchacha, con el tiempo, acabará amándolo, teniendo en cuenta, además, que Gustavo ya no es un peligro, pues va a dejar inmediatamente la aldea.

Clariván y Triquet le dicen a Juan que, en señal de protesta, no asistirán a la boda, aunque sí al banquete. También le dicen que en el pueblo ya no lo llaman el indiano, sino "el gavilán que se ha dado buena maña en cazar a la paloma".

Se encuentran a solas madre e hija. Adriana, con amargura, pide a Rosaura que haga feliz a su esposo, aunque éste no lo merezca. Se oye al final del coloquio la voz de Gustavo, quien entona la copla del gavilán y la paloma, que ha servido de base musical a lo largo de toda la acción.

Cuadro V.Gustavo ha acudido al pie de la ventana de Rosaura a despedirse. El coloquio sirve para hacerles comprender que no pueden separarse y Gustavo ruega apasionadamente a Rosaura que huya con él. Cuando son interrumpidos por Adriana, Gustavo recuerda que la situación de su hija es la que ha vivido hace años la madre, obligándola a renunciar a su felicidad. Adriana comprende el auténtico significado de estas palabras y accede a que Rosaura se marche con Gustavo. Juan es testigo de todo esto. Comprendiendo también la naturaleza de los hechos, renuncia a casarse con Rosaura, en favor de Gustavo..