Gigantes sobre ruedas

Gigantes sobre ruedas



El piloto y especialista Marcos César estrena en Gijón el espectáculo de acrobacias que ha vuelto a poner a Ángel Cristo en la carretera
















Marcos César y Ángel Cristo comparan tamaños con las ruedas de uno de los 'Big foot'. / JOAQUÍN PAÑEDA



Una de las jóvenes piloto saluda al público mientras su coche va a dos ruedas.






«Echo de menos mi circo, pero aquí también estoy en caravana»
«Antes movíamos a 300 personas, pero eso ya es imposible para mí»





Quienes se hayan preguntado alguna vez por cómo son los intrépidos pilotos que llevan el volante de esos coches que en el cine vuelan por los aires, caminan a dos ruedas o se mantienen impolutos mientras sus neumáticos se revolucionan hasta el fuego, tienen la respuesta, desde mañana y hasta el primer día de 2009, a la vera de El Molinón. Allí esperan Marcos César, un piloto especialista en acrobacias y doblajes cinematográficos que no le tiene miedo a nada, sus ocho coches «normales» (como dice él cuando habla de sus lamborghinis), sus dos motos, sus cuatro gigantes cuatro por cuatro, que sólo de diámetro de rueda alcanzan los dos metros, y un 'monster track', que es otro goliat del automóvil, construido sobre la base de un tanque que se mueve, no sobre ruedas, sino como los vehículos de combate, con un engranaje de cintas articuladas.
Y con este arsenal de acción, que tan pronto aplasta una riestra de coches usados, dejándolos igual que láminas de acero recién planchadas, como se lanza a hacer trompos o derrapes quemando rueda, viajan cinco pilotos de riesgo, siempre a la sombra del «jefe», y un domador de leones. Ellos, anónimos bajo el casco. Él, recién vuelto a la carretera, famoso entre los famosos, es Ángel Cristo, reconstruido ahora en manager de este espectáculo de coches, que quiere revivir el cine de acción en directo y que se ha ido dulcificando con el tiempo.
«Son buenísimos», dice el domador con la espalda doblada por los años y la voz agotada, mientras el maestro piloto explica que, «antes eramos más osados, que ahora. Hacíamos números más agresivos, jugando siempre con el concepto del accidente, pero nos hemos dado cuenta de que el espectáculo no son los porrazos, sino las acrobacias puras y duras, los aros de fuego y la demostración de valentía y destreza al volante».
Ambos Marcos César y Ángel Cristo hablan al lado de uno de los gigantes todoterreno. Casi no superan la altura de las ruedas y allí se les ve bien. Al especialista porque es su vida y al domador porque se la ha devuelto. «Echo de menos mi circo, pero aquí también estoy en caravana, mucho más pequeña. Entonces movíamos a 300 personas y eso ya es imposible para mí», dice, sin perder una forzada sonrisa, Ahora su procesión es de «sólo» 15 camiones, algunos hacen de casa ambulante para él y también para los pilotos. Pero la mayoría hacen de cobijo a los automóviles, «todos hechos de encargo» para el show, que se presenta como 'Acción Motor' y que se anuncia como un espectáculo en el que «se desafía la gravedad».
Un espectáculo que estará en Gijón hasta el 1 de enero y que comenzará a las cuatro y media de la tarde, cada día, en el aparcamiento del estadio de fútbol.